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10 claves de mantenimiento preventivo para tener tu coche siempre a punto

Conducir de manera eficiente y segura es una obligación para todos los conductores. Para ello, es imprescindible llevar a cabo revisiones regulares para, además de reducir el peligro en las carreteras, nos ayude a prevenir nuestro automóvil de futuras averías mucho peores.

Es recomendable que nuestro coche visite el taller mecánico al menos una vez al año, aunque no presente ningún tipo de problemas. No obstante, cada cierto tiempo, alrededor de dos meses, es conveniente que nosotros mismos revisemos varios aspectos para evitarnos sorpresas en la carretera o problemas que a la larga nos supongan una gran inversión económica.

Puntos básicos que revisar en el mantenimiento preventivo

  1. Luces: como ya sabemos, los faros nos permiten ver y ser vistos. Por lo tanto, será de gran importancia revisar mensualmente que su funcionamiento es el correcto para no tener percances en las carreteras. También es recomendable limpiar la superficie para mantenerla libre de barro y suciedad.
  2. Batería: según varios estudios. El 40% de los fallos en los automóviles vienen dados por problemas con la batería. Si nos olvidamos de revisarla periódicamente, se descargará inesperadamente y mermará el tiempo de vida útil del coche.
  3. Frenos: junto a los neumáticos y amortiguadores forman el “triángulo de seguridad activa”. Los tres se complementan de forma que, si uno de ellos falla, el resto también dará problemas. Por ello, es necesario comprobar el estado de los discos y las pastillas y, si mientras conducimos, escuchamos ruidos o el coche recorre más distancia al frenar de lo normal, deberíamos llevarlo al taller lo más rápido posible.
  4. Amortiguadores: estos componentes ayudan al coche a controlar las altas velocidades. La suspensión absorbe las irregularidades del suelo y se encarga de asegurar que los neumáticos estén siempre en contacto con el firme.
  5. Neumáticos: se trata del único punto de contacto del coche con el asfalto. Es recomendable tener en cuenta la presión recomendada por el fabricante e hincharlos, al menos, una vez al mes. Para que los neumáticos se agarren al suelo correctamente, la profundidad de su dibujo no debe superar los 1,6 milímetros.
  6. Filtros: los coches tienen cuatro filtros: el de aceite, el de aire, el de combustible y el del habitáculo. Se encargan de evitar que la suciedad lleve al motor, por lo tanto, su buen estado resulta esencial para cuidar nuestro vehículo de posibles averías.
  7. Lubricante: estos aceites contribuyen a la refrigeración, gracias a sus propiedades sellantes evitan fugas en el circuito y minimizan el desgaste de las piezas del motor. Lo más aconsejable es comprobar el nivel del depósito cada 1.500 kilómetros recorridos.
  8. Escobillas limpiaparabrisas: representan un papel fundamental cuando llueve. Si no pueden cumplir correctamente su función, impedirán que veamos la carretera, corriendo así muchísimos riesgos a causa de la falta de visibilidad.
  9. Refrigerante: sus funciones son evitar la congelación del agua del circuito y expulsar parte del calor que genera la combustión, evitando posibles sobrecalentamientos. Suele estar compuesto de agua destilada y anticongelante concentrado.
  10. Sistema de escape y catalizadores: si no cambiamos a tiempo estas piezas, nuestro vehículo no solo no funcionará correctamente, sino que consumirá más carburante y aumentará las emisiones de CO2.

 

En este sentido, resulta fundamental revisar periódicamente nuestro vehículo ya que el mantenimiento preventivo, además de garantizar la seguridad de todos en las carreteras, también contribuirá cuidar el medio ambiente junto a una conducción eficiente.

 

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