La conducción temeraria es considerada un delito contra la seguridad vial. El por qué parece obvio: los conductores deben circular con precaución para evitar cualquier daño propio o contra los demás y, por supuesto, cuidarse a ellos mismos y al resto de los que circulan por la vía pública.
A menudo, se tiende a confundir el término “conducción temeraria” con “conducción negligente”. Sin embargo, son dos cosas distintas. Un conductor negligente es aquel que infringe las reglas de conducción o es imprudente y circula sin ningún tipo de cuidado: sin pensar en el daño que puede hacer a los demás o a él mismo. La conducción negligente se considera una infracción grave y conlleva una multa de hasta 200€ sin pérdida de puntos.
Entonces, ¿qué es la conducción temeraria? Aquella que genera riesgos y peligros, no solo para el que va al volante, sino para el resto de personas que transitan por la vía. Para entender mejor qué se conoce como conducción temeraria vamos a darte algunos ejemplos:
- - Superar los límites de velocidad permitida.
- - Conducir bajo los efectos del alcohol u otras drogas.
- - Circular en dirección contraria.
La conducción temeraria puede acarrear una multa de hasta 500€ y la pérdida de 6 puntos del carnet de conducir. Pero esto no se queda ahí: a diferencia de la conducción negligente, la temeraria puede considerarse un delito, e implicar desde 6 meses hasta 2 años de prisión y la retirada del permiso de conducir de 1 a 6 años. Estas penas podrían variar si se presenta un agravante donde se demuestre que el conductor en cuestión ha actuado con desprecio hacia la vida de los demás; en este caso, la pena de prisión oscilaría entre los 2 y 5 años y podría privarse del permiso de conducción de 6 a 10 años.
Esperemos que haya quedado un poco más claro el concepto de conducción temeraria y en qué se diferencia de la conducción negligente. Evita ambos tipos de conducciones y apuesta por una conducción segura para evitar daños, tanto a otros como a ti mismo.
