El precio de la gasolina viene repuntando al alza desde hace varios meses y con el inicio de la operacion salida se ha disparado. Llenar el depósito de un coche con este combustible cuesta hoy 8 euros más que hace un año, pero si el vehículo circula con diésel, la diferencia alcanza los 10 euros.
El combustible de 95 octanos cuesta en la actualidad un 11 % más que el verano pasado. El litro se sitúa en torno a 1,28 euros. Y el de gasóil en 1,21 euros por litro, si bien la subida porcentual resulta más elevada todavía, del 17 %. En 2017 el litro de diésel valía 1,03 euros.
La operación salida más cara desde 2014
La operación salida 2018 es la más cara desde 2014, aunque por la mejora de la situación económica muchas familias vuelven a viajar por carretera. Es un tiempo de contradicción en el que buena parte de los conductores opta por recorridos más cortos que ayuden a compensar la exagerada subida experimentada por la gasolina y el gasóil.
Se ha producido una subida muy fuerte de los precios que viene motivada por el importantísimo incremento del precio del petróleo aplicado por los países de la OPEP, que hoy venden cada barril un 60 % más caro que en el verano de 2017.
Una nueva situación que en muchos casos obliga a apretarse el cinturón y a renunciar a algunas de las cervezas o a los refrescos que tanto apetecen en pleno verano. Cuando la gasolina está tan cara, no queda más remedio que hacer algunas renuncias.
Las que tienen asegurado el negocio son las compañías petroleras que sirven el gasolina y otros combustibles a través de las gasolineras porque las previsiones de la DGT contemplan la posibilidad de que entre los meses de julio y agosto en las carreteras españolas se registren más de 89 millones de desplazamientos
