Después de que 2017 se cobrara la vida de 1200 personas en accidentes de tráfico, la DGT ha tomado la decisión de recurrir al uso de un dron capaz de controlar la velocidad de los vehículos. Así lo han anunciado sus responsables al presentar la nueva ley de Tráfico que entrará en vigor cuando supere el preceptivo tránsito parlamentario en el Congreso y el Senado.
La DGT también incrementará el número de radares, sobre todo en carreteras secundarias, fundamentalmente en los tramos que registran una siniestralidad mayor. La intención es aplicar, contra los excesos de velocidad, la mano más dura que sea posible.
Habrá más retiradas de carné que hasta ahora, aunque no solo por pisar el acelerador más de la cuenta; quienes sean reincidentes en el consumo de alcohol y drogas, correrán la misma suerte. Además, aquellos que sean denunciados por este motivo en dos ocasiones en el plazo de dos años serán remitidos a un especialista médico para que emita un informe sobre su estado de salud.
El infractor quedará inhabilitado para recuperar el carné de conducir mientras no acredite que ha superado sus problemas con las adicciones. Algo más que los puntos está en juego.
Poner freno al móvil
Tendrán un serio problema los conductores que sean pillados in fraganti más de una vez con el móvil en la mano. Una decisión tan drástica como necesaria, ya que el 25 % de los accidentes y el 31 % de los fallecidos en carretera están relacionados con las distracciones que se producen al volante.
Son cifras muy preocupantes pero nada sorprendentes teniendo en cuenta que el 25 % de los conductores reconoce en diversas encuestas que habla por teléfono mientras conduce un vehículo; el 18 % reconoce que llega hasta a poner mensajes de texto. Con estos datos la mano dura de la DGT está plenamente justificada.