Según la DGT, el 12 % de los conductores españoles tienen más de 65 años; casi tres millones de personas que circulan por las carreteras y que no siempre se encuentran en plenitud de facultades. Datos oficiales que contrastan con la percepción del colectivo afectado, pues según el Observatorio del Conductor, el 90 % piensa que es apto para llevar un vehículo.
Es indudable que tienen mucha experiencia y que suelen ser prudentes al conducir. Aunque también se trata de personas que se encuentran en una franja de edad en la que es común la aparición de problemas de salud, y esto puede tener una incidencia directa sobre la seguridad vial.
Son circunstancias que aconsejan que las renovaciones de carnés se efectúen a los tres o cinco años, según el tipo, y no a los diez, como suele ocurrir con las personas mayores de 65 años.
Restricciones con las personas mayores
En España no hay límite de edad para conducir, aunque las restricciones aparecen a medida que se cumplen años; obviamente, no es lo mismo llevar un coche con 65 que hacerlo con 85. A edades más elevadas, se exigen más revisiones cada menos tiempo.
Porque con las personas mayores aumenta el peligro. Es la razón por la que a algunas personas se les imponen ciertas limitaciones, como, por ejemplo, la de no circular por la noche. Una prohibición que puede llegar a ser definitiva en el momento en el que el conductor no supere el preceptivo reconocimiento médico.
De todas formas, hay síntomas que pueden hacer sospechar al afectado y a su familia de que quizá haya llegado el momento de dejarlo: cuando se tarda demasiado tiempo en hacer un trayecto corto y conocido, cuando el conductor se siente inseguro al volante o cuando le tocan mucho el claxon.
