Para evitar los riesgos de sufrir este efecto, el mantenimiento es fundamental. Es de vital importancia que los neumáticos tengan siempre la presión recomendada por los fabricantes, y que el desgaste de la banda de rodadura sea el adecuado, y no supere el límite permitido por la normativa, establecido en 1,6 milímetros.
Pasar las revisiones pertinentes ofrecerá garantías de que el vehículo se encuentra en las condiciones óptimas y, por tanto, la seguridad de que su reacción será la esperada ante situaciones de tal índole.
¿Cómo reaccionar ante esta situación?
Los días de lluvia es recomendable moderar la velocidad en la conducción y aumentar la distancia de seguridad respecto a los otros vehículos que circulan por el asfalto. Con estas dos medidas tan sencillas se pueden evitar estas situaciones de riesgo que pueden conducir a desenlaces fatales.
En caso de sufrir una situación de este tipo en una recta, es esencial mantener la calma y no realizar maniobras bruscas con el volante. Conviene mantenerlo quieto e ir soltando poco a poco el acelerador hasta que el automóvil reduzca la velocidad y recupere la estabilidad y el control.
Si sucede en una curva, hay que girar el volante lo justo para hacer girar al vehículo en el sentido correspondiente, y también es aconsejable reducir progresivamente la velocidad.
Como conclusión, lo que hay que tener muy claro y no hacer bajo ningún concepto es frenar en una situación de aquaplanning, ya que las ruedas se bloquearán al entrar en contacto con la carretera, haciendo que el control del vehículo se pierda por completo y que esto pueda conllevar a un accidente.