Una de las cosas que se enseñan en las autoescuelas en el capítulo dedicado a la seguridad vial es lo peligrosa que puede resultar la fatiga ocular. La fatiga ocular es una consecuencia del cansancio, y la mejor forma de combatirla es descansando. Sin embargo, los conductores pueden tomar una serie de medidas que les permitirán hacer frente al problema de la fatiga ocular en sus largos trayectos al volante.
Descanso y temperatura
Para evitar la aparición del cansancio, lo que incluye la fatiga ocular, es primordial haber descansado bien la noche antes del viaje. También conviene fijarse solo en la carretera, sin estar consultando datos en el salpicadero si no es imprescindible. Ese movimiento constante lejos-cerca-lejos hace que el conductor no controle la visión, generando fatiga ocular, además de estar distraído de la carretera.
Otro aspecto a valorar es la temperatura del habitáculo. Entre 21 y 24 ºC es lo ideal, una temperatura fácil de conseguir gracias a la calefacción y al aire acondicionado del coche. El habitáculo también debe estar fresco y ventilado, ya que la sequedad reseca las vías respiratorias y causa molestias. En cambio, la humedad tiene el efecto contrario. Tampoco hay que fumar al volante, el humo es otro de los causantes de la fatiga, sin olvidar la distracción que supone.
La conducción nocturna también afecta a la fatiga visual, por lo que no se puede circular igual que si fuese de día. Por último hay que hablar del sol. Su reflejo constante acaba cansando la vista. Los parasoles del coche y las gafas de sol son el mejor aliado de los conductores para hacerle frente al sol. En cualquier caso, ante cualquier síntoma de fatiga visual conviene interrumpir el viaje unos minutos para descansar.