El lunes 10 de julio tuvo lugar el debate electoral entre el actual presidente del Gobierno Pedro Sánchez y el candidato a la presidencia por el PP, Alberto Nuñez Feijó. Entre un gran número de problemáticas a tratar, la implementación o no de los peajes fue foco de disputa entre ambos.
En el cara a cara, el líder del PP preguntó a Pedro Sánchez si iba a pasar las autovías gratuitas a autovías de peaje. El presidente del gobierno le rebatió diciendo: ¿Qué dice? “Nosotros hemos liberalizado los peajes”.
Todo parecía que se había quedado ahí, pero apenas unos días después de que el PSOE negase que fuera a imponer pagos por el uso de las autopistas, este pasado jueves, el director general de Tráfico Pere Navarro, por unos instantes, volvió a avivar el fuego de esta problemática. “Lo que sí que les puedo decir es que el año que viene, por imposición de Bruselas, tendremos que poner peajes, nos los exige Bruselas”, señaló en una entrevista en el programa Els Matins, de TV3.
Pocas horas después de esta declaración, el propio director de la DGT pidió disculpas por sus declaraciones y se desdijo explicando que había sido una “confusión” y que a través de sus declaraciones solo pretendía captar la atención de los partidos para reclamar un pacto en común sobre esta materia. “Ha sido un error hacer unas reflexiones personales sobre una cuestión de la que no dispongo de toda la información”, lamenta Pere Navarro.
Todas estas visiones dispares sobre la implementación o no de peajes, puede venir por el llamado Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia remitido a Bruselas en 2021 con el fin de que el cobro se hiciera efectivo a partir de 2024. En el documento firmado con Europa para recibir los 70.000 millones en ayudas, España debía aprobar una ley de movilidad sostenible en la que se incluyese la creación de un sistema de financiación para la conservación y mantenimiento de infraestructuras públicas que internalice el coste medioambiental. Por tanto, teniendo en cuenta todas estas afirmaciones y disputas solo queda esperar para ver hacia dónde vamos.
