Por todos es sabido que la moto es uno de los vehículos que más sufren en los accidentes de tráfico, ya que el propio cuerpo del conductor hace de carrocería. La parte más vulnerable y, por tanto, la que hay que proteger con más énfasis es la cabeza (con el casco).
Muchas personas con carne de moto se muestran reacias a ponérselo a pesar de que, según la DGT, el 80 % de las muertes en carretera se debe, precisamente, a golpes recibidos en la cabeza. Si se habla en cifras: en 2015, de 329 fallecidos en accidente de moto, 20 ni siquiera llevaban puestos los cascos.
Surge Cascolock
Para luchar contra esta lacra, la DGT empezó a financiar en 2012 un sistema que impide que la moto pueda ser arrancada si percibe que alguno de sus ocupantes no lleva puesto el casco de moto: Cascolock.
A día de hoy, continúa en fase de estudio, pero se contemplan dos alternativas para que pase a ser una realidad. La primera y más económica, en cuanto a mantenimiento y uso, consistiría en un sensor insertado en el casco. Una vez los ocupantes de la moto estén cerca de ella, detectará si lo llevan abrochado para poder ser arrancada la moto. La segunda alternativa es más sofisticada y costosa, ya que a lo mencionado en la primera se uniría una cámara instalada en la parte delantera de la moto. Bastaría con acercar la cabeza con el casco puesto para ser enfocado y que el sistema permitiera la puesta en marcha.
En cualquier caso, aún no hay fecha de salida al mercado, pero lo que sí está claro es que se convertirá en un elemento imprescindible, en cuanto a seguridad en la moto se refiere, por todas las vidas que podría salvar (obtener el permiso de moto es una gran responsabilidad). El tiempo lo dirá.
