A la hora de ponerse al volante y salir por la ciudad o carretera es preciso valorar determinadas circunstancias. Una de ellas es la distancia de seguridad, un aspecto vital para evitar colisiones, lesiones e, incluso muertes, pero que, por desconocimiento, desinterés o falta de cuidado, no se suele respetar debidamente. No cumplir con esta norma es una de las principales causas de accidentes y choques en cadena en España y uno de los aspectos en los que más se necesita avanzar en seguridad vial. Además, puede acarrear importantes multas.
¿Cómo calcular la distancia óptima?
En algunos casos es evidente. Por ejemplo, a la hora de adelantar a un ciclista o una motocicleta lo ideal es actuar como cuando se supera a un automóvil; apartándose al carril de la izquierda o, al menos, que la mitad del coche lo haga. En este caso, es importante saber que, salvo en lugares muy peligrosos, curvas, cambios de rasante... es posible pisar la línea continua para adelantar a un ciclista, siempre que exista visibilidad.
Adelantamientos y circulación tienen dinámicas propias que pueden diferir. En los desplazamientos por carretera, una norma básica consiste en estar siempre atento a lo que hacen los demás. De este modo, para poder controlar un frenazo, un cambio de velocidad brusco o un volantazo del vehículo que circula inmediatamente delante, hay que mantener una distancia de seguridad que nos permita actuar a tiempo. Esta distancia variará por la velocidad a la que se circule. Se calcula que hay que dejar 0,5 metros por cada km/hora. Por tanto, circulas a 120 km/h implica guardar 60 metros. Pero estas cifras varían por circunstancias como el tipo de asfalto o si la carretera está seca o mojada. En este segundo caso, siempre hay que guardar más distancia, e importan la calidad de tus frenos, los reflejos... Tener esto en cuenta hará que la carretera sea más segura para todos.
