En muchas ocasiones, cuando desconocemos una ruta optamos por seguir al coche de un familiar o amigo en lugar de guiarnos por el navegador. En este artículo vamos a conocer por qué debemos evitar esta acción.
En un estudio firmado por la Universidad Estatal de Arizona (EEUU) eligieron a un grupo de 16 estudiantes de entre 18 y 22 años para realizar una conducción simulada y así, obtener respuestas y reducir el riesgo de infracción. Durante la prueba se pusieron al volante en tres situaciones diferentes. En la primera de ellas, elegían la ruta; en la segunda, debían guiarse por el navegador; y en la tercera su guía era otro vehículo. Cada trayecto duraba diez minutos y tenían que enfrentarse a situaciones inesperadas con cierto riesgo.
Mientras tanto, los investigadores que se encargaban de examinar los cambios en el comportamiento de los estudiantes analizaron la velocidad, la distancia de seguridad respecto al coche de delante y cuánto tiempo tardaban en cambiar de carril.
Finalmente, con los resultados obtenidos y en comparación con la conducción bajo órdenes del GPS, se llegó a la conclusión de que la probabilidad de verse involucrado en un accidente aumentaba si un coche se basaba en la ruta de otro para llegar a destino. Destacó una mayor velocidad, una conducción más errante y unos cambios bruscos de carril.
Esto demuestra que, ante situaciones poco frecuentes y peligrosas, el conductor que sigue a otro tiene más posibilidades de realizar alguna maniobra arriesgada, ya que no se está basando en su percepción, sino en la mirada y realidad de una persona externa. Por tanto, recuerda:
- Ser guiado por un amigo o familiar se traduce en un exceso de confianza.
- La influencia social y la presión por no perder de vista al conductor puede llevarte a cometer graves infracciones.
- Cuando un conductor sigue a otro tiende a igualar su velocidad pudiendo llegar a no ceder el paso, no detenerse ante un semáforo en rojo, así como saltarse un stop o un paso de peatones.