Lo primero de todo es tener en cuenta cómo debes acudir a la práctica. Se recomienda haber descansado lo suficiente para poder estar lo más atento posible y, por supuesto, no haber consumido bebidas alcohólicas la noche anterior o en las previas. Si la clase es por la mañana, un consejo que nunca falla es prepararse un buen desayuno. En cuanto a la vestimenta, lo más importante es llevar un calzado adecuado para conducir, como zapatos antideslizantes y cómodos. Por último, pero no menos importante, no olvides llevar tus gafas o tus lentillas, clave para que puedas conducir bien.
Una vez repasadas estas sugerencias previas a la primera clase, veamos en qué consiste esta práctica. Al empezar la lección, el alumno se sentará en la parte del copiloto y el profesor conducirá el vehículo; esto se debe a que el profesor está buscando una zona más tranquila donde poder empezar y enseñarte lo básico. Una vez allí, cambiarás tu asiento con el instructor y el profesor te hará una descripción general del coche: cómo coger el volante, cómo funciona la caja de cambios, y cuál es el papel de los distintos pedales, los indicadores y el freno de mano, entre otras cosas.
Después de esta breve clase de teoría, comienza la práctica. Ya sentado en el asiento del piloto, el alumno debe tener en cuenta unos procedimientos clave para la conducción. En primer lugar, acomodar el asiento, y regular y comprobar visibilidad de los espejos. También hay que asegurarse de que todas las puertas están cerradas, tener claro la dirección que queremos tomar y, por supuesto, llevar puesto el cinturón de seguridad.
Es el momento de salir a la carretera y poner en práctica lo que el profesor ha explicado. ¿Lo principal? Estar calmado. Hay que recordar que, para tu tranquilidad y seguridad, el profesor tiene su propio conjunto de controles, con los que también puede manejar el coche. En esta primera práctica el formador irá indicando qué hacer en cada momento, cuándo y cómo girar el volante, cómo se arranca o cómo debes combinar el embrague y el acelerador. También te explicará qué hacer con el freno, el cambio de marchas y alguna que otra cosa más. Pero tranquilidad: solo te contará lo básico para que vayas haciéndote con todo de forma gradual.
Para esta primera práctica, es importante recordar que nadie nace enseñado, y que toda habilidad conlleva un esfuerzo y un proceso de aprendizaje. Este proceso no es igual para todos (unos necesitarán más tiempo que otros), pero el objetivo es el mismo: aprender a conducir, sentirse seguro y por supuesto aprobar el examen. Por todo ello, ante el primer día de práctica: tranquilidad y mucha atención a las indicaciones y consejos del profesor. Ya verás cómo poco a poco irá desapareciendo el miedo. Después de todo, no hay que ser tan duro con uno mismo.