Llega septiembre y como todos los años, es tiempo de la vuelta al cole. Es un momento perfecto para que enseñemos a nuestros hijos las reglas indispensables de seguridad vial. De ti depende que aprendan a ser unos buenos conductores/peatones y eviten durante el resto de su vida ser causantes de accidentes.
Si vas a llevar a tus hijos al cole en coche, recuerda que todos los menores deben ir debidamente sentados en las sillas de sujeción reglamentarias. Evita también llevar bultos suelos por el coche, como mochilas. Y bajo ningún concepto, el niño debe llevar la mochila en la espalda durante el trayecto, aunque sea corto, ya que, en caso de accidente, el peso de ésta puede llegar a ser 40 veces el superior, e impactará con la espina dorsal del niño. Además, sé respetuoso con el resto de la circulación y no aparques en doble fila en las inmediaciones de los centros de estudio. Si a ti te molesta cuando otros padres lo hacen e impiden el paso de tu vehículo, ¡no hagas tú lo mismo!
Si vas a utilizar la moto para desplazarte, recuerda a partir de qué edad puedes llevar a los niños de paquete, y llevar siempre un casco reglamentario y adecuado a su tamaño.
La vuelta al cole es dura para algunos niños, no hagas que el camino hasta el centro sea también estresante por una conducción agresiva o mal humor a causa de los atascos.
En cuanto a nosotros, los adultos, septiembre también es un mes de la vuelta al trabajo, a la rutina, a la ciudad,… Un mes que para muchos puede ser muy estresante, y eso se traduce en una actitud agresiva también al volante o cuando se anda por la calle. Vuelven los atascos y las prisas, pero recordemos que una actitud relajada al volante de nuestro vehículo ayudará a una mejor circulación y a sortear pequeños accidentes fácilmente evitables. Utiliza los intermitentes para indicar siempre hacia dónde te diriges, no te pongas nervioso ante conductores más lentos que tú y respeta los límites de velocidad y las señales de tráfico.
Además, es importante que como peatones respetemos también las señales de circulación. Recordemos que saltarnos un semáforo, cruzar por donde no debemos o zigzaguear entre los coches nos puede costar un buen susto, y en este caso, el golpe no lo recibe la carrocería del coche, sino nuestro propio cuerpo.
