Para poder realizar una conducción segura, uno de los principales aspectos a tener en cuenta es el estado de mantenimiento del vehículo, ya que en multitud de ocasiones los accidentes que se producen están motivados por fallos mecánicos que se podrían evitar teniendo el coche o moto en condiciones óptimas. La revisión periódica en un taller de coche que ofrezca total garantía es fundamental para una puesta a punto adecuada. La instauración del carnet de conducir por puntos también ha supuesto la necesidad de revisar determinados aspectos del vehículo que pueden ser motivo de penalización si estos no se encuentran en perfectas condiciones.
Dependiendo de la marca del vehículo, los fallos mecánicos y electrónicos que obligan a llevar el coche al taller pueden variar. Suele ser frecuente el desgaste excesivo de las pastillas de freno. Por razones obvias, la importancia del buen estado de los frenos es fundamental, y revisarlo periódicamente es algo que puede ahorrarnos más de un susto. Aquellos vehículos que incorporan muchas funcionalidades electrónicas también son candidatos a que este sistema falle. Aunque no es el motivo más frecuente de visita al taller, estas reparaciones pueden resultar más complicadas y costosas que las que ocasionan los fallos mecánicos.
En zonas costeras, suele ser bastante habitual que los problemas se concentren en el tubo de escape. La humedad y otros elementos medioambientales de estas zonas ayudan al deterioro por oxidación de esta parte del vehículo. Las fugas de aceite del motor y del sistema de refrigeración también se dan con bastante frecuencia, por lo que las reparaciones de este tipo suelen ser muy habituales.
En definitiva, muchos de estos problemas se pueden prevenir con una actuación de mantenimiento adecuado. La preparación que se realiza sobre estos aspectos en los cursos para la obtención del carnet de conducir es fundamental para poder determinar los posibles fallos que se den en el vehículo, antes de que se conviertan en un problema mayor.