Uno de los aspectos más relevantes de los temarios del carnet de conducir y carnet de moto es el cambio de las ruedas. Se trata, básicamente, de una necesidad que se puede presentar tanto puntual como periódicamente y de la que depende nuestra seguridad vial. No en vano, los neumáticos constituyen el punto de contacto entre el vehículo (coche o moto, en este caso) y el asfalto.
Aparte de las incidencias que pueden ocurrir de manera fortuita, hay que señalar que diversas circunstancias influyen sobremanera en el estado de los neumáticos: clima, estilo de la conducción, tipos de vías, presión, carga, etc.
Los peligros de llevar las ruedas desgastadas o con deficiencias estriban, sobre todo, en la falta de adherencia al asfalto. Esto hace que aumente la distancia de seguridad y se pierda precisión en la conducción. También se incrementa el consumo de combustible... además de que crecen las posibilidades de recibir multas.
Por lo tanto, resulta imprescindible saber identificar los motivos de cambio de los neumáticos.
En primer lugar, los pinchazos tienen consecuencias fatales y hay que analizar si va a ser viable la reparación o se debe desechar y cambiar todo el neumático (como en los flancos de las ruedas de moto).
Otro factor a tener en cuenta tiene que ver con el desgaste de la banda de rodamiento. Si éste ha llegado al límite (1,6 milímetros en los coches y 1 milímetro en las motos), hay que cambiar los neumáticos. Se puede complicar la evacuación de agua y puede surgir el temido aquaplaning.
Además, hay que prestar atención a las posibles deformaciones tras golpes con bordillos.
Por otro lado, los neumáticos deben cambiarse (todos ellos) cada dos años o 40.000 kilómetros (aunque hay que tener en cuenta que el excesivo tiempo sin uso también desgasta). Cada 5.000 o 10.000 kilómetros, conviene realizar un cambio entre las ruedas delanteras y traseras.
En definitiva, recomendaciones básicas que todos debemos conocer cuando manejamos nuestro vehículo.