La seguridad al volante ha sido siempre una de las grandes preocupaciones no sólo de aquellos que ya tienen el carnet de conducir sino también de las administraciones. Reducir la tasa de siniestralidad y de muertes en la carretera es un objetivo marcado año tras año, pero que no siempre se consigue. Para lograr una conducción segura, las medidas dependen de cada conductor, pero también de una tecnología que se renueva constantemente.
- Los vehículos inteligentes, conectados a Internet y con un navegador que nos va dando la mejor ruta, son una gran alternativa para evitar zonas peligrosas, obras, atascos y otras posibles causas ocasionales de siniestralidad.
- Siempre se insiste, sobre todo en verano, en que se revisen los neumáticos antes de viajar. Esto podría dejar de ser pronto necesario porque unos sensores ya lo hacen por el conductor en algunos automóviles, lo que puede evitar más de un susto.
- El tiempo de reacción ante una colisión suele ser otro motivo de preocupación, pero ya existen también sistemas de pre-colisión que ajustan el cinturón, mueven ligeramente los asientos... todo para evitar el choque y, en caso de que se produzca, reducir sus consecuencias.
- También se están adaptando videocámaras que activan la frenada en caso de que un peatón se cruce con el vehículo.
- Los avances siguen y ya se fabrican sistemas de conducción automática en atascos, precedentes de otros que auguran un piloto automático para autovías y autopistas.
Pero estas medidas no se limitan a los automóviles. Las motocicletas, cuyos accidentes suelen ser tan graves o más, también están evolucionando a pasos agigantados en su conducción segura. Así, se está implantando un nuevo sistema de ABS para que las frenadas sean mucho más efectivas. Y también un control de estabilidad que mejora la frenada, incluso durante la inclinación en una curva.